Cómo afecta el frío a tu motor
Los motores son sistemas mecánicos diseñados para trabajar de manera óptima en una ventana de temperatura concreta, de manera que todos los elementos sufren especialmente en la fase de arranque y durante los primeros minutos de uso.
Tras una fría noche, al arrancar el motor hay que tener en cuenta que no podemos exigirle prácticamente nada, más allá de que se mantenga girando. Una buena idea antes de pedir al auto que arranque es pisar el pedal de embrague para descargar al motor de arranque del sobreesfuerzo que supone mover el embrague y el aceite de la caja de cambios , un aceite que es muy viscoso y que con el frío se suele endurecer.
Debemos tratar a la mecánica con cuidado para no forzar un desgaste prematuro. No es necesario dejar que el motor se sobrecaliente. Con dejar pasar unos segundos para abrocharnos el cinturón es suficiente. Lo que sí debemos tener en cuenta es que al emprender la marcha tenemos que ser suaves usando el acelerador.
A temperaturas muy bajas, todos los líquidos se vuelven más densos, es decir, los aceites utilizados ya sea para lubricar el motor o la transmisión, o los líquidos hidráulicos de la dirección o de los frenos, difícilmente estarán a su temperatura de trabajo óptima cuando el coche está frío.
Por eso, para zonas de temperaturas muy bajas es aconsejable utilizar en el motor un aceite de motor multigrado que mantenga su fluidez en invierno. Y para saber si estamos ante el aceite correcto debemos saber leer el código que lo identifica.
El frío no sólo afecta a la parte mecánica del vehículo. La bajada de las temperaturas puede provocar que los motores arranquen peor por una causa directamente relacionada con la electricidad que estos necesitan para iniciar su funcionamiento: la pérdida de potencia de las baterías que utilizamos para iniciar el arranque al verse afectadas por el frío.